La ternura se ve a menudo como una fragilidad y una debilidad, especialmente en el contexto patriarcal y capitalista en el que vivimos; sin embargo para el cuidado de nuestra salud mental y en nuestras luchas políticas diarias es una virtud que nos permite tratarnos con amor, cariño y respeto.
La ternura no es sólo un estado de cómo reaccionamos o no reaccionamos a lo que la gente nos dice y hace – se trata de cómo elegimos tratar a otras personas, empezando por cómo nos tratamos a nosotres mismes.

Erika Loyo Beristáin en La emergencia de la ternura y la ternura rabiosa de los feminismos (en honor a Rita Segato) menciona qué la ternura reside en momentos que salen del tiempo que controla el capital, cuando no tenemos que construir el “llegar a, o hacia”, sino construir y disfrutar el estar, ahí es donde reside la ternura, en ese proceso de aprender a ser y a estar.

Entonces, ¿cómo vivir nuestra vida con ternura?
- Háblate con palabras bonitas.
- Escucha a tu cuerpo: Confía en las señales qué te manda y brindale lo qué necesita.
- Recuerda que puedes decir no a cosas que te causan malestar.
- Detente si consideras que necesitas una pausa.
Sé amable contigo misme, lo estás haciendo muy bien.
- Comparte tus sentires y temores con personas de tus círculos de apoyo.
- Trata con respeto la historia y los procesos de les otres.
- Respeta los límites de las personas con las que te relacionas y hazles saber qué estás ahí para acompañarles cuando lo necesiten.
- Valida tus emociones y las de tus compañeres.
- Descansa y respeta el descanso de les otres.
Referencias: