Autocuidados en resistencia

Autocuidados en resistencia. Las decisiones gubernamentales explotadoras y extractivistas activan heridas y dolencias emocionales en todas nosotras. Algunos consejos...
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En momentos que la sociedad civil se enfrenta a decisiones gubernamentales explotadoras o extractivistas, se activan y reactivan viejas heridas para quienes trabajamos en medios, comunicación, activismo, defensa de
derechos humanos y movilizaciones ciudadanas.

En lenguaje técnico se le llama estrés post-traumático, no obstante en el lenguaje de la calle, de la redacción, de las cafeterías y los autobuses es ese miedo viejo, ese dolor y angustia del pasado que regresa cuando presenciamos eventos del presente. El amargo en la boca, el insomnio sin razones, los recuerdos, los sonidos.

Esta no pretende ser una guía sino un glosario de consejos para abordar lo que sentimos y pensamos mientras que estamos en la calle cubriendo las protestas, preparando la mochila con pañuelos y vinagre, tomando café frío en las madrugadas mirando para afuera.

1. Lo que sientes es real. La memoria muscular y corporal es el legado más antiguo y más fidedigno de nuestro paso por el mundo. El miedo se alberga en las células, en el cabello y en los recuerdos que pasan de
generación en generación.

2. Nombra tu miedo. Ponerle palabras a lo que sentimos es importante, lo vuelve manejable, lo atrapa en una hoja de papel, en una conversación con un colega, una amiga.

3. Recuerda y aprende de lo que pasó en el pasado. Es importante recordar que la memoria es el receptáculo de las estrategias que las personas que nos antecedieron guardan para que enfrentemos el presente.

4. Planea lo que puedas planear. Por ejemplo planea los momentos en los que vas a descansar, comer, pasar tiempo con quienes amas. Planéalo religiosamente, esto sirve más cuando trabajas en equipo, respeta los turnos. Si trabajas de forma independiente o sola pon límites a las horas de entrega, de servicio o de colaboraciones.

5. Mueve tu cuerpo. Sentado en una silla, caminando por la calle, en el suelo, en la calle mueve tu cuerpo, agita tus brazos y piernas. El miedo y el estrés tienden a congelar los músculos. Por eso los movimientos repentinos después duelen o lastiman.

6. Busca momentos de descanso. Medita, canta, escucha música, mira imágenes de naturaleza, sal afuera si puedes. Deja el trabajo o la situación en la que te encuentres por unos minutos.

7. Escucha a las demás personas. Es importante pensar en la labor importante que tiene la palabra y la escucha activa. Intenta no juzgar y acompañar. Recuerda hacerlo solamente cuanto te sientas bien y seguro.

8. Intenta identificar aquellas circunstancias que son desencadenantes
para ti.
 El trauma secundario (vicarious trauma) es real y se relaciona con el estrés que sentimos cuando alguien más está estresado o sufriendo frente a nosotros. Es responsable y realista pedir una pausa o pedir un relevo cuando la situación desencadena reacciones muy fuertes en nosotros.

9. Confía en tu comunidad y en dividirse las tareas de cuidado. El peso del estrés aumenta para las personas que cuidan de otros.

10. “Cuidar de mí misma no es egoísmo, es supervivencia y es también una declaración política de guerra”. Dejemos que las palabras de Audre Lorde suenen y resuenen. Que mientras hagamos nuestro trabajo y busquemos soluciones pacíficas para los conflictos que nos rodean, podamos invocar el amor, la solidaridad y la no violencia para nosotras mismas y quienes nos rodean.

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Publicamos este texto en El Soberano de Chile, el 22 de octubre del 2019. Hoy por hoy es necesario revisarlo y compartirlo nuevamente con todes ustedes. A todes quienes están luchando por justicia, dignidad, seguridad, paz y salud en nuestro continente, reciban nuestra solidaridad y apoyo. Porque merecemos vivir en un mundo en el que quepan muchos mundos.

Crisis de ansiedad

La ansiedad, como el estrés, es una respuesta del organismo ante situaciones límites. Se caracteriza por una sensación de angustia leve o miedo y la aceleración del ritmo cardíaco y la respiración, sudoración o sensación de poca tensión muscular. 

Una crisis de ansiedad, sin ser un hecho grave para la salud, genera una situación de pánico que cursa con unos síntomas muy similares a los del infarto, hasta el punto de que puede confundirse con él. Ocurre de forma instantánea, sin previo aviso, y alcanza su máxima intensidad en cuestión de muy pocos minutos, pudiendo prolongarse otros minutos más.

Los síntomas de una crisis de ansiedad

La sintomatología puede variar en cada persona, pero se considera que se ha producido una crisis de ansiedad cuando se producen cuatro o más de los siguientes síntomas:  

  • Palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca (taquicardia).
  • Sensación de ahogo, con respiración rápida.
  • Opresión en el pecho.
  • Miedo o pánico. Literalmente, sentirse a morir.
  • Sudoración o escalofríos.
  • Temblores.
  • Náuseas o molestias abdominales.
  • Mareo o incluso desmayo.
  • Sensación de irrealidad.
  • Sensación de entumecimiento u hormigueo.

Causas de una crisis de ansiedad

Hay problemas físicos que pueden desencadenar (hipertiroidismo, consumo del alcohol o drogas, etc.) pero lo más habitual es que este tipo de episodios se asocien a causas de índole psicológica, como el estrés.

La crisis de ansiedad 

No debe confundirse con lo que en psiquiatría se denomina como trastorno de ansiedad generalizado. Mientras que en este caso la persona se encuentra permanentemente mal o de forma recurrente. Aquellas personas que sufren una crisis de ansiedad se encuentran perfectamente antes de que ocurra o entre una crisis y otra.

¿Qué hacer ante una crisis de ansiedad?

1. Lo primero es mantener la calma, no dejarse llevar por el miedo y tratar de normalizar la respiración inspirando por la nariz y expirando por la boca de forma rítmica y cada vez más pausada.

2. Tomarse el pulso. Mientras se realiza esta maniobra se puede comprobar como el ritmo cardíaco recupera poco a poco la normalidad.

3. En cualquiera de los casos es importante consultar al médico y tratar de identificar qué ha motivado la crisis de ansiedad o si existe algún trastorno psicológico subyacente

4. Cuando el estrés ha sido el desencadenante de la crisis, en la mayoría de los casos no es necesario ningún tipo de tratamiento, sino adquirir hábitos saludables de vida que ayuden a prevenir nuevos episodios. 

5. El ejercicio físico es una buena manera de descargar el estrés y relajarse.

Fuentes:

https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/psicologia/crisis-ansiedad.html

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/anxiety/symptoms-causes/syc-20350961