Pauline Clance y Suzanne Imes publicaron un artículo sobre el “síndrome de la impostora” en 1978.
Las dos psicólogas en su investigación analizaron un grupo de mujeres con grandes logros y encontraron que la gran mayoría de estas mujeres desconfiaban de sí mismas. Pensaban que su éxito había sido un fraude y que tarde o temprano eso se descubriría. A esta forma de respuesta, la llamaron “Síndrome de la impostora”

¿Cómo reconocerlo?
Las respuestas del síndrome de la impostora usualmente aparecen cuando tenemos que enfrentarnos a nuevas oportunidades o tenemos que empezar algo desde cero.
El constante miedo al fracaso nos hace procrastinar, es decir posponer nuestras tareas constantemente.
En otras ocasiones puede llevarnos a sobreexigirnos y a obsesionarnos con la perfección.
Si nos equivocamos, nos obsesionamos con pequeños errores y olvidamos que somos humanas
¿Cómo mitigar el síndrome de la impostora?
– Acepta las felicitaciones de tus compañeras. Piensa bien en su significado, no lo relativices.
– Sé amable contigo misma.
– No te des por vencida antes de empezar el camino… si te equivocas, lo harás mejor la próxima vez.
– Disfruta de tus éxitos por tiempos más prolongados, prémiate a ti misma.
– Comparte tus temores con alguien en quien confíes.

– Recuerda, siempre se puede volver a empezar.