Sin libertad de prensa, la salud mental está en riesgo

Por Florencia Pagola

En América Latina y en el mundo, existen muy pocos estudios y especialistas que investiguen la relación entre la salud mental y el periodismo. Pero los pocos que hay son concluyentes cuando dicen que es una profesión de riesgo para la salud mental de quien lo ejerce. 

Este riesgo puede agravarse cuando una persona, además de ejercer el periodismo, es mujer, LGBTIQ+, afro, indígena o adulta mayor; vive en un país con alta corrupción o bajo un régimen totalitario; ejerce el periodismo en una capital o en el interior del país; si cubre temas de corrupción o la violencia contra las mujeres.     

En el Día Internacional de la Libertad de Prensa, en este artículo se profundizará sobre un tema que poco se habla: por qué está tan descuidada la salud mental en el periodismo y qué estrategias de cuidado se están implementado.

Estudios y especialistas que investigan la relación entre salud mental y periodismo concluyen que es una profesión de riesgo para quien la ejerce. Sin salud integral para les periodistas, no hay libertad de prensa. Más en vita-activa.org

Un problema de salud pública

Desde la Universidad Técnica Particular de Loja en Ecuador, se investigó cómo afectó la pandemia a los grupos de riesgo en la primera línea como el personal de salud o el gremio periodístico. Byron Fernando Bustamante, uno de los investigadores, se dio cuenta que el de periodistas era el grupo más invisibilizado y vulnerable.

La investigación se centró en periodistas de Ecuador, Venezuela y Perú, y demostró que presentan altos riesgos de somatización, ansiedad, insomnio y depresión. Las cifras son alarmantes, según registra este artículo

Hacia el final 2023, Bustamante contó en una entrevista que uno de los factores que genera vulnerabilidad en el ejercicio periodístico es el “trabajar contra el tiempo”, haciendo referencia al deadline o tiempo de entrega de un artículo o reportaje. También el estar expuestos a la “crónica roja”, en relación a los temas policiales o sobre violencia.

Es más, el investigador dijo que el problema con quienes ejercen el periodismo es que, a diferencia del personal de salud que tiene un “sistema que históricamente les protege”, los directivos de medios de comunicación no se están responsabilizando por las afectaciones que tiene el trabajo en su salud mental.

Pero este no es solo un problema de quienes cubren la crónica roja o van a la guerra. María Miret García es una periodista española que dejó de trabajar en más de un medio por ansiedad, y se convirtió en una periodista especializada en salud mental de periodistas. 

Ella contó en el Foro de Crisis Mundiales Pamela Howard de IJNet cómo afecta el estrés laboral en quienes ejercen el periodismo: “Se normalizó que en una redacción todos tomen pastillas para dormir. No se entiende que es un problema de salud mental y un problema de salud pública”. La periodista hizo hincapié en que el estrés de la cobertura diaria, el estrés de todos los días, poco a poco, se vuelve “fulminante”.

García enumeró los factores que más afectan de forma negativa a salud mental a quienes ejercen el periodismo:

  • La alta exigencia laboral.
  • La inmediatez de las noticias o la presión para que el trabajo se haga rápido.
  • La precarización del trabajo periodístico.
  • La falta de buenas condiciones laborales en las redacciones.
  • La falta de apoyo hacia periodistas por parte de los directivos de los medios.
  • La idea extendida del periodista “24 horas” o “todo terreno”.

La salud mental de las periodistas jóvenes

La periodista española aseguró que en la salud mental también hay una diferencia generacional. La generación millenial, a diferencia de las generaciones anteriores, no tiene problema en pedir ayuda y hablar sobre el tema. A finales del 2023, en el marco de la investigación que dio origen a este artículo, se entrevistó a periodistas mujeres jóvenes y latinoamericanas para conocer sus vivencias en torno a la salud mental con respecto a la profesión.   

Francis Peña es una periodista venezolana de 27 años que cubrió política varios años para medios de su país. En algún punto de su carrera se sintió “demasiado cargada” y comenzó a sentir la necesidad de ejercer el periodismo de otra forma que no sea exponiéndose en las manifestaciones y arriesgando su salud. 

Finalmente dejó de hacer diarismo para convertirse en freelance y hacer historias más reposadas. En ese proceso creó el newsletter Una Jeva Normal, que promueve como un espacio seguro donde hablar sobre salud mental desde su experiencia como periodista. Así lo contó: “Tenía el impulso de seguir haciendo periodismo, por lo que creé el newsletter. Lo hice para mí, necesitaba respuestas, no estaba loca y no había botado mi futuro y mi carrera por la ventana. Yo sentía culpa de dejar el periodismo en ese momento”.

Para Peña, las respuestas de colegas periodistas al newsletter fueron sorprendentes. “Tenían el mismo desencanto que yo, esa pesadez de siempre estar cubriendo tristeza y miseria, violación a los derechos humanos. Llega un momento que sientes que es morbo, que para qué lo cubres tanto”. 

Cuando Peña describió los síntomas que le hicieron darse cuenta que necesitaba un cambio en la forma en la que ejercía el periodismo, habló de que se “sentía acelerada todo el tiempo”, porque tenía que estar enterada de todo lo que pasaba en su país. Luego empezó a sentir desinterés por su trabajo, ya no le parecía importante y, más tarde, a sentirse muy cansada. Los típicos síntomas del burnout o síndrome del quemado. 

Indira Rojas, una periodista venezolana que trabaja para un medio digital local, coincidió en que las coberturas diarias son muy duras: “Se han creado en mí miedos y angustias a partir de lo que veo, y una sensación de impotencia de no poder cambiar la realidad en un país donde las instituciones están tomadas”. Ella, que cubre temas relacionados con la violencia hacia las mujeres, dijo que escuchar y ver las experiencias de otras mujeres le impacta como mujer. “Son cosas que me podrían pasar a mí, eso genera miedos, preocupación y ansiedad”, aseguró. 

A sus 33 años, Rojas dijo que no puede llevar una vida independiente y tener una casa propia porque su salario no le alcanza. Ella consideró que uno de los factores que más ha afectado su salud mental es la precarización laboral. “Tener la vida ciudadana que todos perseguimos, tener una casa propia se ha convertido en un privilegio. Eso afecta mi salud emocional y mental”.

El problema es que de todo esto no se habla en los medios latinoamericanos, o no se hablaba. Rojas contó que se formó en medios donde estar más tiempo en la computadora o en la calle te hace mejor periodista. “Un criterio de entregar tu vida y tu tiempo a hacer ese rol, he aprendido que eso nos hace daño para nuestro empleo y vida personal”, agregó. 

Desde Perú, la periodista Elizabeth Salazar compartió una idea similar: “Mi generación es del periodista 24/7 que no se puede desconectar. Que el periodismo es un apostolado y que tenemos una labor por sobre lo que podamos sentir como personas”. 

Para correrse de esta imposición, al igual que Peña, Salazar decidió renunciar a su trabajo como periodista en la redacción de un medio digital de su país y convertirse en freelance. “Quería tomarme tiempo para proyectos, pero también para hacer las pausas que necesitaba, tengo que hacer cosas para mí. Somos humanos, no máquinas de producción de información y eso no nos tiene por qué hacer periodistas de menor calidad”, explicó.

En este proceso, Salazar dijo que cambió sus prioridades, aprendió a escuchar su cuerpo y su mente para saber cuándo necesita ayuda, apoyo y parar

El contraponerse a la idea de que los y las periodistas no son máquinas aparece en quienes hablan abiertamente sobre salud mental. En palabras de Peña, es la necesidad de que los medios y sus directivos “te vean como un ser humano y no una máquina que escribe y cuenta historias todo el día”. Y para García, directamente, “los medios son máquinas de machacar periodistas”.  

La periodista que baila

Nos han acostumbrado a que la identidad del periodista está amarrada a eso, a que eres periodista. Te olvidas que puedes ejercer tu identidad de otras formas. Encontré en la danza una estrategia para ayudar a mi salud mental, me di cuenta que podía ser la periodista que baila y no sólo la periodista”, contó Rojas. 

Las estrategias que llevan adelante las personas entrevistadas para su bienestar emocional y mental son de lo más variadas. Algunas de las que mencionaron son: 

  • Hacer ejercicio físico
  • Tomarse días libres y vacaciones
  • Construir una red de apoyo a la que pedir ayuda y escucha genuina
  • De ser posible, acceder a terapia psicológica 
  • En el tiempo libre, leer artículos/libros o ver películas/series de temas que no necesariamente sean parte de tu agenda, especialmente si son literatura infantil
  • Crear un newsletter sobre periodismo y salud mental. Al igual que Peña, García gestiona una que llamó Almas Rotas.
  • Utilizar herramientas de gestión del tiempo (para el trabajo freelance), hacer pausas durante el trabajo, levantarse de la silla en determinados intervalos.
  • Regular las notificaciones de las redes sociales, incluso desconectarse por el tiempo que sea necesario.
  • Tener una hora límite en el día para finalizar el trabajo y desconectarse.
  • Que las facultades de periodismo y medios de comunicación promuevan la capacitación preventiva para el autocuidado en salud mental y que los medios provean acompañamiento psicológico a sus trabajadores, según el investigador Bustamante.