Del autocuidado a los cuidados comunitarios como resistencia

“La vida depende de los cuidados. Son fundamentales para la supervivencia de la humanidad y del planeta”
Kathleen Lynch en “Los cuidados, el capitalismo y la política

Post L.A.M.

El 24 de julio es el Día Internacional del Autocuidado. En Vita Activa caminamos juntas hacia los cuidados comunitarios, como una lucha colectiva que pone a los cuidados en el centro.

El capitalismo es un sistema político y económico que pone al centro las prioridades del mercado sin considerar las diversas desigualdades que atraviesan a las personas. Tampoco evalúa maneras de reducir y eliminar estas brechas, por lo cual, es problemático que se norme la organización de la sociedad sobre esta lógica. Se privilegia el individualismo, la competencia, la productividad extrema, el egoísmo, la explotación y la acumulación insostenible por sobre la necesidad de cuidado de las personas. Por todo esto, pensar colectivamente un sistema de cuidados es rebeldía anticapitalista.  

Para el movimiento feminista, el cuidado es una forma de resistir y de luchar frente a la avalancha capitalista: con el cuidado le decimos a este sistema económico y social que el descanso importa, que el trabajo colectivo es más importante que la competencia, que nuestro ser no se limita a lo que producimos, que tenemos sueños propios y no los que el capitalismo nos impone, le gritamos que: ¡los cuidados son indispensables para la sostenibilidad de la vida! 

24 de julio - Día Mundial del Autocuidado
En un sistema de explotación, el autocuidado es una forma de resistencia y de lucha.

Como las compañeras de Surkuna -Centro de Apoyo y Protección de los Derechos Humanos- lo mencionan en su texto Autocuidado y Cuidado Colectivo: desde el cuidado feminista es importante  identificar nuestro cuerpo como un lugar de experiencia, donde nuestra historia, contexto, memoria, subjetividad y opresiones se encarnan y necesitan de cuidado. Reconocer al cuidado como una práctica que nos permite romper la individualización que el capitalismo nos impone, transforma aquello en una colectivización de las experiencias, desprivatizando el cuerpo y reflexionando sobre las formas en las que los contextos históricos, políticos y económicos afectan los modos de experimentar el mundo.

Cuidar y cuidarnos entre nosotras y nosotres  es indispensable para habitar el mundo. Solo nosotras y nosotres entendemos cómo estas desigualdades, injusticias y opresiones ocupan un lugar en nuestro cuerpa. Es una experiencia personal porque venimos de historias, contextos y lugares distintos, así como también lo es el reconocimiento de lo que necesitamos para vivir y no solo sobrevivir. Identificar estas desigualdades y transformar el discurso en nuestras narrativas es nuestra lucha.

Además, podemos trasladar estos cambios a los tratos que tenemos con otres, incluso en este entorno capitalista. Por ejemplo en nuestra forma de llevar adelante el teletrabajo, las maternidades/paternidades, en el reconocimiento de las labores de cuidado del hogar,  o en nuestras interacciones sociales, románticas y sexo-afectivas, todo esto nos ayuda a establecer límites o acciones de acuerdo a lo que nosotras y nosotres creemos, basando las decisiones que tomamos en nuestro autoconocimiento y no en las expectativas o imposiciones ajenas.

Sin embargo, la resistencia al capitalismo no es un trabajo individual, sino colectivo; sanar nuestras heridas provenientes de los sistemas de opresión, la lucha y la resistencia se hace en manada, poniendo en práctica una ética del cuidado. Formamos parte de grupos sociales que nos acompañan en los procesos de sanación, en los activismos, en la lucha por nuestros sueños, como los grupos que formamos con nuestras amigas y amigues.

Somos parte de una comunidad desde la cual se pueden generar cuidados como forma de resistencia. Para sostener estas redes de cuidado necesitamos también de prácticas que cuiden de ellas. En Vita Activa  reconocemos el cuidado comunitario como una serie de acciones colectivas enfocadas a mantener y mejorar la salud y el bienestar grupal mediante la construcción de un presente y un futuro que beneficia y mejora las condiciones de vida de nuestra comunidad.

El cuidado es una forma de resistir y de luchar frente a la avalancha capitalista. ¿Por qué hacerlo solas? Juntas somos más fuertes.

En el cuidado colectivo ponemos al centro la construcción de un horizonte que beneficie a todas y todes les integrantes. Creemos que solas y soles no podemos sanar y resarcir los daños que las violencias nos generan, recurrimos a la comunidad para cuidar de nuestra cuerpa digital y física, nos acompañamos y sostenemos para sanar.

Los cuidados comunitarios reivindican valores y prácticas como la solidaridad, reciprocidad, igualdad y la redistribución equilibrada de las tareas de cuidado

Lograr materializar esta redistribución en línea y en el espacio físico mejora nuestro bienestar social y no deja a nadie afuera” (“Persistir y resurgir”, Vita Activa, 2022).

Podemos empezar entonces por preguntarnos: ¿Cuáles son las desigualdades que nos atraviesan y qué estamos haciendo para reivindicar los valores de los cuidados comunitarios en nuestro día a día?

No estamos solas. Vita Activa es una línea de ayuda para mujeres y personas LGBTIQ+, periodistas, activistas y defensorxs de los derechos de género, del trabajo, de la madre tierra y de la libertad de expresión.

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Referencias: